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Historia de la Improvisación Teatral

En la vastedad de la historia del teatro, el teatro de improvisación se destaca por su inigualable creatividad y espontaneidad, atributos que han perdurado desde tiempos inmemoriales hasta nuestros días. Este arte, nacido de la urgencia humana por expresarse sin ataduras, ha evolucionado de formas asombrosas, moldeado por las manos de figuras como Viola Spolin y Keith Johnstone.

Sus orígenes

Imaginemos las antiguas civilizaciones griega y romana, donde los teatros al aire libre resonaban con risas y asombro. En esos días lejanos, ya se practicaban formas de entretenimiento espontáneo y juegos teatrales. Pero fue en la Italia del siglo XVI, en la vibrante y caótica “Commedia dell’Arte”, donde el germen del teatro de improvisación moderno comenzó a tomar forma. Los actores, con máscaras y corazones abiertos, creaban escenas cómicas en un abrir y cerrar de ojos, reflejando las travesuras y las tragedias de la vida cotidiana. Así, se tejía un tapiz de creatividad desenfrenada y humor mordaz, un preludio a lo que vendría después.

Evolución en el Siglo XX: Pioneros de la Improvisación

Viola Spolin: La Madre de la Improvisación Moderna

Corría la década de 1940 en Chicago, cuando una mujer con una visión revolucionaria comenzó a cambiar el curso del teatro. Viola Spolin, trabajando con el “Works Progress Administration” (WPA), desarrolló una serie de juegos teatrales destinados a ayudar a los niños inmigrantes a adaptarse a su nueva cultura. Con su obra “Improvisation for the Theater” (1963), Spolin no solo enseñaba técnicas teatrales, sino que abría portales hacia la creatividad y la expresividad natural. En cada juego y ejercicio, se palpaba la urgencia de liberar a los actores de las cadenas del guion, dejándolos volar libres en un cielo de posibilidades infinitas. Así, Spolin se convertía en la matriarca de una nueva forma de arte, un faro para aquellos que buscan la verdad en la espontaneidad.

Keith Johnstone: Innovador del Teatro de Improvisación

En otro rincón del mundo, en la Londres de los años 50, Keith Johnstone estaba inmerso en una búsqueda similar. En las aulas de la Royal Court Theatre, Johnstone comenzó a experimentar con técnicas que despojaban a los actores del miedo al fracaso. Creó “Theatresports”, un formato donde equipos de actores se enfrentaban en competencias de improvisación, desafiando los límites de la creatividad. Su libro “Impro: Improvisation and the Theatre” (1979) se convirtió en una guía esencial, inspirando a generaciones de actores y directores. Johnstone no solo enseñaba a improvisar, sino que inculcaba una filosofía: la libertad de crear sin restricciones, la valentía de enfrentarse al vacío y llenarlo con ingenio y emoción.

Popularidad Moderna: De los Teatros a la Televisión

A medida que avanzaban las décadas, el teatro de improvisación comenzó a traspasar los muros de los teatros para alcanzar una audiencia más amplia. En los años 70 y 80, gracias a la influencia de Spolin y Johnstone, esta forma de arte empezó a florecer fuera de los círculos tradicionales. Programas de televisión como “Whose Line Is It Anyway?” llevaron la improvisación a millones de hogares, mostrando su encanto y accesibilidad. Lo que una vez fue un secreto compartido en pequeños escenarios, ahora se desplegaba ante los ojos de un mundo ansioso por ser sorprendido.

Un Arte en Constante Evolución

Hoy, la improvisación teatral se practica en todo el mundo, desde humildes grupos comunitarios hasta prestigiosas compañías profesionales. Ha encontrado aplicaciones en campos tan diversos como la educación, la terapia y el desarrollo organizacional, demostrando su versatilidad y valor. La historia del teatro de improvisación es un testimonio de la creatividad y adaptabilidad humana, una epopeya de voces libres y mentes abiertas que se niegan a ser contenidas. Desde los arlequines de la Commedia dell’Arte hasta los innovadores modernos, el espíritu de la improvisación sigue vivo, desafiando y deleitando, inspirando y transformando.

Infografía

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